Texto por Rosa Queralt
S.T. | 2011 | Acrílico y collage sobre cartón | 75 x 105 cm
Desde la planitud surge una renovada noción de espacio
a medida que avanza en la práctica sobre eventuales modos de representación. Retoma algunas ideas que había comenzado a elaborar en relación con la pintura plana en busca de un cuerpo conceptual sobre el cual basar su actuación, si bien el análisis suele ser posterior al abordaje de la obra. También quiere explorar cosas nuevas, no le importa hacerlo a ciegas, un estado o proceso al que tampoco ha renunciado en otros momentos. Ni entonces ni durante el período siguiente se trata de pinturas hechas con la voluntad de crear un clima prefigurado. Las imágenes –cuyos argumentos empiezan a bifurcarse- aparecen como una necesidad no racionalizada, aunque provengan de recuerdos, a menudo lecturas. Es al trabajarlas cuando empieza a entenderlas. Se limita a seguir su imaginación. Las decisiones que toma son de tipo formal, por más que exista la voluntad de romper con cierta idea de estilo.
El paso del tiempo ha corroborado una de las mayores aptitudes de la artista: su talento para la combinación y simultaneidad de planos en el estudio constante del espacio y los elementos que lo habitan. Entre los ejemplos recientes, y a la vez uno de los más emblemáticos por su brillante resolución, elegimos una pintura sin título, de 2011: la recreación de un escenario desnudo y frio para acentuar su propósito analítico y en el que opta por una alternativa ilusionista a pesar de representarla en base a la idea de collage, una propuesta que nos trae a la memoria los Interiores de Richard Hamilton de la década de 1960, pioneros en la construcción de una voz personal e innovadora.
S.T. | 2011 | Acrílico y collage sobre cartón | 40 x 51 cm
Explotación colonialista | 2011 | Collage | 48 x 44 cm
El edificio de la playa | 1992 | Collage sobre tabla | 153 x 137 cm