Los bodegones de taller como ejercicio introspectivo

Texto por Rosa Queralt

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Bodegón bajo la mesa | 1997 | Acrílico sobre papel | 21 x 31 cm

Los bodegones de taller como ejercicio introspectivo

han sido un tema recurrente en muchos pintores a lo largo de la historia. La contaminación sentimental y afectiva, derivada de la relación con los espacios y los objetos que en este período rodean a la autora, la impulsa inevitablemente a convertirlos en sujetos de sus pinturas. Existe también otro factor que puede explicar este retraimiento: consumada la plenitud de los medios tecnológicos en la escena artística española e internacional, esta percepción induce a los artistas que trabajan en disciplinas clásicas como la pintura o la escultura a procurarse por sí mismos unos instrumentos que les permitan plantearse la experiencia estética como lugar autoformativo y de conocimiento, en el que incorporar, además de la ideología, las preguntas de saber quiénes son y dónde están, aprovechando este tiempo de reclusión para explorar distintos géneros y metodologías al abordar la ejecución de la obra, disolviéndola en una fluidez móvil de deseo, idea, material, forma… hasta conseguir que todos los elementos que intervienen en el proceso sean abordados como fenómenos.

Este aislamiento, añadido a la conciencia de un estado de transición, individualiza más si cabe el ámbito personal. Se trata, como es el caso de Idoia Montón, de una tipología de artista independiente, poco dada a aglutinarse alrededor de tendencias hegemónicas, sobre todo por la noción autoritaria y obediente a la vez con la que asumen el hecho creativo.

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S.T. | 1997 | Acrílico sobre papel | 21 x 31 cm

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S.T. | 1996 | Óleo sobre tabla | 55 x 40 cm

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S. T. | 1997 | Acrílico sobre tabla | 35 x 21 cm